Academia Princesa Gracia

“Damos la bienvenida a todos los jóvenes artistas llenos de esperanza, que no se imaginan sus vidas fuera del escenario y los estudios de repetición. Que la Academia Princesa Gracia y los Ballets de Montecarlo se conviertan en un lugar de colaboración donde se forjará el recuerdo de una juventud feliz, dedicada a la danza y al aprendizaje”. Luca Masala, Director artístico de la Academia Princesa Gracia 

La “Casa Mia“, magnífica villa de estilo “belle époque“, fue adquirida en 1975 por el Gobierno del Principado, según el deseo de la pareja de príncipes de crear una gran escuela de formación profesional con capacidad para desarrollar las enseñanzas de Marika Besobrasova. Numerosas personalidades del mundo de la danza vienen con frecuencia a trabajar aquí: Rudolf Nuréyev, Eva Evdokimova, Marcia Haydée, Yoko Morishita…
En 2009, S.A.R. La Princesa de Hannover, de acuerdo con una propuesta de Jean-Christophe Maillot, coreógrafo director de los Ballets de Montecarlo, nombra a Luca Masala director artístico de la Academia Princesa Gracia. El objetivo es acercar la Academia, la Compañía de Ballets de Montecarlo y el Monaco Dance Forum para acentuar la preparación de los alumnos, con vistas a su vida profesional. Así, este enfoque permite a los alumnos de entre 13 y 18 años, procedentes de distintos países, familiarizarse con el universo profesional de la danza, reencontrarse con grandes artistas o estar en el corazón de eventos culturales de gran envergadura en Mónaco. Les brinda la posibilidad de dar un sentido concreto a sus sueños.
La enseñanza multidisciplinar comprende cursos de danza, formación artística y cursos escolares adaptados a las distintas nacionalidades que estudian en la escuela. Para mantener el nivel de este gran desafío, la Academia se ha dotado de un equipo pedagógico constituido por los profesores y artísticos que han hecho carrera en todo el mundo. Conocida por la excelencia de la enseñanza que proporciona, la Academia Princesa Gracia colabora con instituciones de prestigio, como el Premio de Lausana, donde algunos de sus alumnos se han formado de forma brillante. Dentro de la escuela, los jóvenes se convierten no solo en bailarines consumados, sino también en personas con una vida plena, cultivadas y curiosas.