Como segundo Estado independiente más pequeño del mundo, el Principado está especialmente orgulloso de sus parques y jardines, que cubren casi el 20% de su territorio. Se trata de una proporción importante, que ha sido necesario proteger y preservar. Con esta idea se creó en 2011 el "Código del Árbol", un documento que permite clasificar ciertas plantas como árboles "notables". Desde hace más de una década, visitantes y lugareños siguen las distintas rutas de la "Ruta de los Árboles del Patrimonio". Para ver las plantas más notables de la parte oriental de Mónaco, en el corazón de los barrios de Monte-Carlo y Larvotto, diríjase a la Oficina de Turismo. Desde allí, la ruta serpentea por el sublime jardín Petite Afrique antes de bordear el Casino de Monte-Carlo para llegar al Jardín Japonés. Pino de Norfolk del Pacífico Sur, ginkgo biloba de China, paraguas de Asia y América Central... los majestuosos árboles se revelan a medida que se suceden los paisajes.
Pero el barrio de Monaco-Ville no se queda atrás. Sus jardines colgantes con vistas al Mediterráneo son un lugar ideal para numerosas especies raras. Entre ellas, la higuera de África Occidental, el rambután lanudo de Australia y el vaquois, que suele crecer a orillas del océano Índico.
El último en sumarse a esta iniciativa es Fontvieille, con sus espacios verdes repartidos por todo el distrito, desde los Jardines de la UNESCO sobre el centro comercial hasta la Rosaleda Princesa Grace. El árbol de la lluvia del sudeste asiático, el drago canario y el ave del paraíso sudafricana son sólo algunas de las razones para pasear por el corazón de esta zona, totalmente ganada al mar hace más de 30 años.
Una ruta ideal para maravillarse y descubrir un lado menos conocido del Principado que merece totalmente la pena.
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