Dos jardines, entre exotismo y clasicismo
Los Jardins du Casino de Monte-Carlo están formados por dos zonas distintas pero complementarias. Al este, el Jardin de la Petite Afrique, en suave pendiente, presenta una exuberante vegetación tropical, que incluye especies como el Ficus macrophylla y el Ginkgo biloba, así como especímenes raros y antiguos. Los sinuosos senderos, salpicados de fuentes y esculturas, ofrecen una hermosa vista de la Place du Casino, la fachada Belle Époque del famoso edificio y el Mediterráneo como telón de fondo.
Al oeste, los Jardins des Boulingrins(campos de bolos) tienen una estética más clásica, con impecable césped, parterres de flores y majestuosas palmeras. Diseñados para guiar la mirada hacia el Casino, estos jardines han sido recientemente rediseñados por el arquitecto paisajista Michel Desvigne, que se inspiró en los planos originales para devolverles su antiguo esplendor.
Una historia que se remonta al siglo XIX
La creación de los jardines del Casino de Monte-Carlo se remonta a 1893, por iniciativa del Príncipe Carlos III de Mónaco. Éste confió la tarea a Édouard André, famoso arquitecto paisajista francés. Inspirándose en la teoría de que la Costa Azul era una región cálida destinada sobre todo a estaciones invernales, sus jardines debían encarnar una eterna primavera. Por ello, optó por plantar flora tropical en la zona conocida como Petite Afrique, mientras que los Boulingrins reflejaban su maestría en jardines de estilo francés.
Un lugar vivo al ritmo de las estaciones
A lo largo de las décadas, estos jardines han evolucionado, incorporando nuevas especies vegetales y adaptándose a las necesidades del Principado. Hoy en día, acogen durante todo el año a visitantes y monegascos que pasean por el Carré d'Or .
Perfectas para refrescarse junto a las fuentes en verano, también ofrecen un descanso relajante en el vibrante corazón de Mónaco, cerca del famoso Café de Paris Monte-Carlo. En invierno, los jardines se engalanan con luces mágicas para celebrar las fiestas de fin de año, incluido un carrusel antiguo instalado en el corazón de los Boulingrins, que ofrece una vista mágica del Casino iluminado.
Entrada gratuita.