La tradición dio
comienzo en 2003: desde entonces, todos los años se celebra el Golden Foot, un
premio internacional de fútbol atribuido a un jugador conocido por sus hazañas atléticas
y su personalidad. Fue premiado con un trofeo de oro, y dejó sus huellas
impresas en el suelo del Paseo de los Campeones, al borde del mar.